El soterramiento de Langreo es una de las obras más significativas —y también más esperadas— del oriente asturiano. Concebido como una solución a décadas de división urbana provocada por el trazado ferroviario de FEVE, este proyecto tiene como objetivo transformar por completo el corazón de Langreo, uniendo los núcleos de Sama y La Felguera mediante un corredor verde donde antes solo había vías y catenarias.
Tras años de paralizaciones, ajustes presupuestarios y reivindicaciones vecinales, los trabajos han entrado en su fase final, y ya se anuncian las primeras pruebas de circulación de trenes soterrados. Pero ¿qué implica realmente este soterramiento? ¿Por qué ha sido tan complejo? ¿Y cómo cambiará la vida de los vecinos?
En Revista Zona Norte repasamos el origen del proyecto, su desarrollo, los avances más recientes y los beneficios que traerá consigo para el futuro de Langreo y su entorno.
¿Qué es el soterramiento de Langreo y por qué es tan importante?
El soterramiento de Langreo es uno de los proyectos de infraestructuras urbanas más emblemáticos —y también más complejos— que se han desarrollado en Asturias en las últimas décadas. Se trata de una ambiciosa actuación que consiste en enterrar el trazado ferroviario de la línea FEVE a su paso por el centro de Langreo, concretamente entre Sama y La Felguera, con el objetivo de eliminar una barrera física que durante años ha dividido el municipio en dos mitades.
Esta intervención va mucho más allá de una simple obra de ingeniería: es un proyecto con un fuerte componente urbanístico, social y simbólico. El soterramiento de vías en Langreo persigue liberar un extenso corredor que durante décadas ha estado ocupado por vías, postes y catenarias, recuperando ese espacio para el uso ciudadano. La idea es crear un nuevo eje de comunicación, un bulevar urbano con zonas verdes, carriles bici y áreas peatonales, que permitirá conectar de forma fluida ambos núcleos urbanos y transformar radicalmente la imagen de la ciudad.
El origen de esta iniciativa se remonta a principios de los años 2000, cuando el Ayuntamiento de Langreo y el Gobierno del Principado comenzaron a plantear la necesidad de una solución para la fragmentación urbana que provocaban las vías en superficie. El paso constante de trenes generaba problemas de seguridad, ruido y accesibilidad, dificultando la movilidad tanto peatonal como rodada entre ambos márgenes de la ciudad. Además, el trazado ferroviario suponía una barrera psicológica, especialmente visible en zonas como el entorno de la estación de Sama.
Desde entonces, el soterramiento ha sido una demanda constante de los vecinos y un compromiso político que ha ido superando etapas a lo largo de los años, no sin dificultades, paralizaciones e importantes retrasos. Aun así, el objetivo sigue siendo claro: coser el tejido urbano de Langreo y dar paso a una ciudad más moderna, accesible y cohesionada.
Hoy, el soterramiento no solo es una obra en marcha, sino un símbolo de transformación y de esperanza para un municipio que busca reinventarse sin perder su identidad. Cuando finalicen las obras y se inaugure el bulevar en superficie, Langreo no solo tendrá una mejor movilidad: ganará en calidad de vida, en espacio público y en oportunidades de futuro. Por eso, este proyecto es tan importante. No se trata solo de trenes bajo tierra, sino de una nueva forma de entender y vivir la ciudad.
¿Cuándo se inició el soterramiento de FEVE en Langreo?
Para entender la magnitud del proyecto y por qué el soterramiento de FEVE en Langreo ha sido protagonista durante tantos años en la agenda política y social de Asturias, es necesario repasar su cronología. El proceso ha estado marcado por múltiples fases, promesas incumplidas, paralizaciones y, finalmente, avances que hoy acercan a Langreo a una transformación histórica.
La primera vez que se planteó oficialmente el soterramiento fue a comienzos de los años 2000, como respuesta a una necesidad urbanística urgente: eliminar la barrera física y visual que suponía el trazado ferroviario de FEVE, que dividía en dos el municipio de Langreo, especialmente entre Sama y La Felguera. En 2003 se presentó el proyecto básico, y en 2004 se firmó un convenio de colaboración entre el Ministerio de Fomento, el Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Langreo.
Sin embargo, las obras no comenzaron hasta 2009, tras varios años de trámites administrativos, estudios técnicos y licitaciones. La primera fase contemplaba el desvío provisional del tráfico ferroviario y la construcción del túnel soterrado, que permitiría posteriormente liberar el espacio en superficie.
A pesar del entusiasmo inicial, el proyecto pronto empezó a acumular retrasos. En 2011, las obras fueron paralizadas por falta de financiación y, durante varios años, el túnel quedó a medio construir. Esta situación generó frustración entre los vecinos y tensiones entre administraciones. En 2014 se retomaron algunas actuaciones puntuales, pero la ejecución completa seguía sin un calendario claro.
Fue a partir de 2018 cuando el proyecto recibió un nuevo impulso institucional, gracias a la reactivación del convenio y al compromiso de incluir el soterramiento en los presupuestos estatales y regionales. Desde entonces, los trabajos han avanzado de forma más constante, incluyendo la instalación de vías, sistemas de señalización y adecuación de estaciones.
Finalmente, en marzo de 2025, se han anunciado las primeras pruebas de circulación de trenes por el trazado soterrado, un hito que marca el principio del fin de un proceso que ha durado más de dos décadas. Si todo avanza según lo previsto, el servicio comercial bajo tierra se pondrá en marcha próximamente, y el espacio liberado en superficie comenzará a transformarse en un bulevar urbano que unirá Sama y La Felguera.
El estado actual de las obras de soterramiento en Langreo
Después de años marcados por la incertidumbre y los retrasos, el soterramiento de Langreo ha entrado finalmente en su fase decisiva. A día de hoy, las obras presentan un grado de ejecución avanzado, y según las últimas informaciones oficiales, el proyecto se encuentra en plena recta final, con previsiones firmes de finalización para el mes de mayo de 2025.
Uno de los hitos más relevantes en esta fase ha sido el anuncio de que los trenes comenzarán a circular en pruebas por el túnel soterrado a partir de mediados de abril de 2025. Estas pruebas permitirán verificar el correcto funcionamiento de todos los sistemas instalados: desde la infraestructura ferroviaria hasta la señalización, pasando por los sistemas eléctricos y de seguridad. El trazado afecta directamente a un tramo de unos 1,5 kilómetros entre Sama y La Felguera, el corazón del municipio.
Otro de los avances visibles es el desmontaje progresivo de las catenarias y elementos ferroviarios en superficie, un paso previo imprescindible para la urbanización del nuevo bulevar que conectará ambas zonas. Esta intervención eliminará definitivamente la división física que durante años ha condicionado la movilidad y el desarrollo urbano de Langreo, liberando espacio para zonas verdes, aceras anchas, carril bici y espacios de encuentro ciudadano.
Pese al progreso, todavía quedan tareas pendientes. Entre ellas destacan la adecuación de las nuevas estaciones subterráneas, la finalización de accesos peatonales, la integración de servicios urbanos (alumbrado, mobiliario urbano, zonas de sombra) y el remate de detalles técnicos que garanticen la operatividad completa de la infraestructura.
Según fuentes del Principado de Asturias y del Ministerio de Transportes, el calendario actual mantiene como horizonte el mayo de 2025 para la puesta en marcha definitiva del soterramiento, tanto en lo que respecta al tráfico ferroviario regular como al inicio de las obras en superficie del nuevo eje urbano.
Sama y La Felguera, unidas por un bulevar: ¿cómo cambiará Langreo?
Uno de los objetivos más ambiciosos y esperados del soterramiento en Langreo es la transformación del espacio que hasta ahora ocupaban las vías del tren. Con la infraestructura ferroviaria trasladada al subsuelo, se abre la puerta a un gran proyecto de renovación urbana que pretende convertir el corredor ferroviario en un bulevar moderno, verde y accesible, uniendo de forma fluida y segura los núcleos de Sama y La Felguera.
Durante décadas, el trazado en superficie ha sido una barrera física y visual que ha fragmentado la vida urbana. Atravesar de un lado a otro requería pasos elevados o recorridos poco funcionales, y la presencia de las vías condicionaba el desarrollo de infraestructuras, viviendas y servicios en sus márgenes. Ahora, gracias al soterramiento, Langreo podrá recuperar ese espacio para las personas, apostando por un modelo de ciudad más sostenible y pensado para el bienestar ciudadano.
El nuevo bulevar, según los planes del Ayuntamiento de Langreo y del Principado de Asturias, incluirá:
- Zonas verdes con árboles autóctonos, jardinería de bajo mantenimiento y bancos.
- Carril bici que conecte con otras rutas urbanas y periurbanas.
- Aceras amplias y zonas peatonales, accesibles y sin barreras arquitectónicas.
- Iluminación eficiente, mobiliario urbano moderno y espacios polivalentes para actividades culturales o sociales.
Este eje transformará no solo el paisaje, sino también la movilidad de la ciudad. Facilitará los desplazamientos entre barrios, fomentará el uso de la bicicleta y el paseo a pie, y reducirá la dependencia del coche en los trayectos cortos. Además, se espera que la nueva configuración urbana revitalice el comercio local, al favorecer un entorno más atractivo y transitable.
El proyecto también tiene un importante valor simbólico: volver a unir Sama y La Felguera, dos núcleos con fuerte identidad propia pero históricamente separados por las vías. El nuevo bulevar será un punto de encuentro, un espacio compartido donde vecinos y visitantes podrán moverse, reunirse y disfrutar de la ciudad con mayor libertad y calidad urbana.
En definitiva, el soterramiento de Langreo no termina cuando los trenes circulen bajo tierra: el verdadero cambio llegará con la urbanización en superficie. Un nuevo Langreo está en camino, más cohesionado, accesible y preparado para los retos del futuro.